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Músculos y nervios


El diseño es una estructura frágil pero útil dónde se va asentando todo lo que es líquido. Es un mapa ya trazado sobre el cual se van llenando de fuerzas tensionales que van distorsionando la idea original.


La idea con este proceso es buscar lo incontrolablemente preparado. Redibujar sobre el mapa como un material líquido y en constante cambio. No existe una imagen fija.


La intención es detener el flujo en ese instante en el que se produce un atisbo de sensaciones. Justo antes del momento previo al desastre. Hay que acogerse a la fórmula de Klee,  “no hacer lo visible, sino hacer visible”. 

Un rostro de frente es una masa en movimiento, una forma cambiante que se ve quieta pero a la vez se desmorona.


La “sensación” es más poderosa que la información que llegamos a percibir como real. La sensación es vibración. Es una corriente eléctrica. Y encarnar esa sensación es como dar forma al agua. La sensación recorre tu cuerpo a través de los nervios. Un cuerpo sin órganos, sin huesos, sólo músculo y nervios. De esta forma transformamos el agua en un elemento más denso y podemos manejar, aunque con dificultad, la sustancia que ahora se hace semi-líquida. Cambiar de alguna manera la composición química para cambiar a su vez las propiedades materiales.

El color tiende a expandirse y a contraerse en todas sus dimensiones y la línea, con su perfil delimitador, controla estos infinitos. Con esta combinación de músculo y nervios (color y línea) creamos masa. Las fuerzas invisibles entran en acción. La irritabilidad de las líneas van moldeando las masas de color. Lo invisible se propaga como una onda expansiva en todas las direcciones, cortando, estirando, doblegando, ondulando y plegando. Todas las fuerzas invisibles nacen del interior. La idea no es inventar formas, sino captar fuerzas de empuje. Por ello, la sensación es agente de deformación de los cuerpos o un intento de formación movediza en continuo flujo o ambos a la vez. La sensación está en el cuerpo mismo, sin estructuras internas ni externas que lo sustenten.


Mi acción mantiene un perfil bajo. Actúo como un cuerpo extraño en el medio líquido, como un acróbata que dibuja círculos para mantenerse a flote. Buscando el ritmo en una lógica de los sentidos que no es racional. Es una movilidad histérica y descontrolada, sin órganos. Un torrente de vida que se desparrama como un mapa sin fronteras que puedan contener las fuerzas que empujan sin control.


Diseñar es abrir vías a las sensaciones del dibujo para hundir en el líquido el rostro de la persona y hacer que emerja la cabeza de lo humano. La cabeza que busca el grito desgarrador que se encierra en el estómago de cada uno de nosotros. 

El objetivo vital sigue siendo el  mismo; 

mantenerse a flote.